martes, 8 de febrero de 2011

Luz al final del túnel

Tantas cosas quedan por hacer, lo sé. Hay tanto que tengo que vivir. Pero no sé, no veo luz, ni siento calor. Son tiempos difíciles, quizá podrían ser más fáciles, pero no lo son. Esto es lo que alguien ha decidido para mí, o yo misma decidí. El porqué ya no cuenta, no importa. Hay que seguir. Una batalla no define una guerra, pero sé que sí la predispone...

Estará escrito mi final? ¿dónde? Seré una ilusa, pero aún confío en un final feliz. Lo esperaré, aunque a veces me apetecería salir corriendo... La esperanza es lo último que se pierde. Y no debemos perderla nunca. Y si una esperanza se va.. vendrá otra. Sólo hay que saber escuchar.. no hagas ruido, vendrá. Seguro que vendrá, espero.


Jonh Barry-Out of Africa
http://www.youtube.com/watch?v=q_fAEdw7ts0&feature=rec-LGOUT-real_rn-1r-30-HM

lunes, 20 de diciembre de 2010

Decepción

Decepción. Después de ver que las palabras se las lleva el viento, que las promesas se desvanecen con el tiempo, que no hay mañana, tan solo hoy, sólo ahora puedo empezar a vivir. Pero entonces me doy cuenta de que esta jungla no es para mí. No sé luchar, no entreno, no quiero y no me gusta. Sin embargo, para sobrevivir no hay otro remedio. Llegados a este punto me pregunto, para qué vivir entonces. La respuesta teórica la tengo siempre presente. Es hora de sembrar nada más. Los frutos vendrán luego. Qué facil sería tirar la toalla.

No quiero su frialdad y superficialidad, su vacío y sus sueños de grandeza. Pero tampoco quiero mis sentimientos, ni mi conciencia. No sé qué quiero. Sólo sé algunas cosas que no quiero. No quiero formar parte de una sociedad así, pero es inevitable. Da igual a quién pises y cómo lo pises. No quiero que nadie cause ni sienta dolor, pero es inevitable. La felicidad de alguien no se puede fundar sobre la infelicidad de otro alguien. Pero está a la orden del día. No quiero dar tumbos en vano. Y si alguno doy que sea instructivo. Todo es instructivo y si no lo es que lo sea. No quiero venganzas ni rencores. No quiero olvidar. Pero tampoco quiero recordar. No quiero huir, pero tampoco quiero quedarme... No debo pensar, sólo sembrar. La oscuridad ya pasará. La vida es eso que ocurre mientras la planeas.


domingo, 3 de octubre de 2010

Ganas de vivir

Llegó el otoño. En tiempos de nostalgia siempre he escuchado los refranes:
-Al mal tiempo, buena cara.
-Nunca llovió que no parara.
-Todo es según el color del cristal con el que se mira.
No quiero aburrir. Simplemente, me apetece empezar el otoño con buen pie. Para eso hay que eliminar pensamientos tristes. Fuera lo viejo y dentro lo nuevo. En pocos meses mi vida ha dado un vuelco inesperado. A priori, pensaba que para mal. Pero ahora, conforme pasa el tiempo, estoy de cada vez más convencida de que las cosas pasan por algo. En el sentido análogo a la canción que dice que "el corazón tiene razones que la razón no entiende". No entendemos cuales son. Todo lo que pasa, tenía que pasar. Y no quiero entrar en el eterno debate del destino. Al menos no hoy. Esa frase tiene un sentido distinto. Cada etapa de la vida es como un tarro de miel. Cuando se acaba la miel, qué sentido tiene seguir colocando en la mesa del desayuno un tarro vacío. Ninguno. El viejo se podría reciclar y conseguir uno nuevo, o también podría conservarse y rellenarse con, por ejemplo, mermelada.
 
Necesito que todo vuelva a la normalidad. Pero, ¿a qué normalidad? Ahora yo tengo que crear esa normalidad. Antes, mi vida era una pura rutina. De repente un día, circunstancias externas a mí me obligaron a ser funambulista sobre la cuerda de la vida. Todavía no he llegado a la meta. No sé cuál es. Por el momento no me importa. Ahora sé que tengo que caminar despacio, con calma, asegurando cada paso. Paso a paso, despacio. Sin volver la vista atrás. Soy una funambulista forzada, pero me empieza a gustar. Ahora quiero seguir. No sé qué encontraré. Nadie ha dicho que la vida sea un camino de rosas. Bueno, malo. Triste, alegre. De todo se aprende. Y a pesar de todo yo quiero vivir, quiero seguir, quiero intentarlo. Que nada te quite las ganas de vivir.